Últimamente te estoy pensando más de lo normal. Justo ahora me estaba acordando del día ese en que hicimos un pacto jurando ser amigas por siempre. Me acuerdo que no había problema porque somos A+ y siempre es bueno compartir el mismo RH en esos casos. ¿Teníamos unos 11 ó 12 años? Eso prácticamente no importa, porque han pasado más de 10 años en que de una u otra forma hemos cumplido con la promesa.
De los momentos más chéveres están esos en los que te hacías pasar por mí para que no quedara toda la vida habilitando Educación Física. Quizá jamás habría pasado si no hubiera sido por tu ayuda y por las veces en que me empujabas mientras corríamos y sufría. Esos días en que nos inventamos el alfabeto de las manos para poder hablar todo el tiempo sin que nos regañaran los profesores, para poder hacer copia en los exámenes, y claro, para rajar de los demás estando ellos presente. ¿Te acuerdas cuántas veces nos cambiaron de puesto por eso? ¿Te acuerdas cuando nuestras mamás intentaron separarnos y sucumbieron una y otra vez por nuestras pataletas?
Te envidiaba porque tenías una familia bonita, algo que yo jamás tuve. También eras más fuerte que yo, jugabas todo supremamente bien y no eras tan tarada como yo para las cosas. Sin embargo, nunca dejé de considerarte como una hermana (la que hubiera querido tener) y esas cosas nunca llegaron a ser un tropiezo en la amistad, de hecho creo que lo supiste desde siempre y eso jamás nos importó, ni dañó nada.
Ahora estás más cerca que nunca de convertirte en Doctora. Ahora no usas “merey” para las heridas, y atiendes partos y esas cosas que me hacen estremecer del susto. Era tu sueño desde pequeña, y aunque hay otros que nos propusimos a manera de juego que tal vez nunca se cumplirán, quiero que sepas que me siento orgullosa de ti, de tu esfuerzo, de todas esas dificultades que has tenido que sortear para llegar a la meta. Sé que serás de las mejores y que si algún día algún ser me llena de hijos los pondré a tu cuidado, y junto con Julio, Caro y Alejo serán como tíos.
La carta está cursi. Creo que han pasado al menos 7 años desde la última que te hice. No me acuerdo. La escribo porque desde la distancia y a través de los años te llevo en el corazón y a donde quiera que vayas seguiremos siendo amigas, ya no por pacto de niñas, si no porque el tiempo nos ha demostrado que somos amigas de todo corazón.
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