martes, 18 de febrero de 2020

Motivaciones

Para poder sentarme a escribir puse una compota de durazno al lado. Hace rato no me siento tan niña siendo adulta, ni tan tranquila en medio de una felicidad que me he inventado. Mi papá siempre me ha regalado compotas de durazno y de pera cada vez que nos vemos, porque, además de saber que me gustan, creo que para él no he crecido mucho. Para mis adentros, creo que tampoco he crecido mucho, sigo haciendo las cosas por motivaciones bastante irrisorias.

Llevo casi tres semanas probando recetas en internet de comida barata pero que resulte saludable y todas esas cosas. Tal vez es la primera vez en estos casi 31 años que me he propuesto aprender a cocinar cosas que me gusten, que sean sencillas y que pueda hacer para invitar a mi familia y amigos a comer. He hecho unos burritos con la receta de una amiga, puré de papa criolla, ensaladas con atún, sin atún, con huevo, con lechugas, con aceitunas; patacones (malos), tajadas, arroces, jugos, pancakes con frutas y sin frutas, avena y no sé qué más. Hoy probé hacer un arroz con platanitos y quedó buenísimo.

Cuando pienso en por qué hasta ahora me intereso en cocinar, pienso en todos los amigos que ahora viven lejos de mí, en cómo me gustaría hacerles de comer alguna cosa rica un fin de semana o para sus cumpleaños. Creo que se hizo tarde porque Andre ya se fue, Carolina se va en 20 días, Pablo se va el viernes y todavía no me atrevo a invitar a alguien. Pienso en Andre, cuando hice el curso de conducción y saqué el pase solo para poder llevarla a recorrer San Andrés en un carrito de golf. Y que al final no alcanzamos.

Supongo que lo correcto sería que uno se motivara por hacer todas las cosas por uno mismo, pero no siempre me resulta así. La semana pasada tuve diarrea por un pollo que hice mal, o tal vez porque el pollo de la tienda de la esquina me hace daño. Aún no lo sé y creo que tengo que esperar unos días para comprobarlo. También tengo que esperar unos días para aprender a cocinar más cosas y poder invitar a alguien a comer. Me da felicidad pensar en que voy a poder hacerlo y ya entiendo por qué hay gente a la que le gusta cocinar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario